A dos años de la dolorosa despedida

Hoy se suma un nuevo año al recuerdo vivo de nuestro Paúl René Moreno Camacho, ese joven médico zuliano lleno de voluntad al que le tocó partir, inesperadamente, como presa de los demonios de una Venezuela apartada de la ley y el respeto a la vida.

Murió como todos ya sabemos, mientras ejercía labores de auxilio y rescate junto con su amada vrig la tarde del 18 de mayo de 2017, cuando ciudadanos protestaban en las calles de su Maracaibo natal por el derecho a vivir en democracia. Un civil decidió arremeter contra los manifestantes a bordo de un vehículo. Paúl no esquivó la embestida.

Y entonces allí, en el pavimento, quedó su sangre, una huella indeleble en ese preciso lugar de nuestro país.

158 jóvenes morirían durante tres meses y medio de protestas contra una dictadura terrorífica, todos pasaron a convertirse en víctimas de una violencia programada sobre las bases de una monolítica impunidad para todo lo perverso, para los rompedores del Estado de Derecho, para el rojo amante de la revolución y verdugo de la ley, para el compadre de los negocios con el régimen.

La justicia no podía esperarse como justicia, sino más bien como una maraña de apaciguamiento de titulares, una trama exageradamente mal tejida para agotar a la familia, a los amigos, con el único fin de no hacer sentir culpable al culpable.

Así se replicó en toda Venezuela. No existió castigo. Muchos padres se han hecho jirones en tribunales corruptos donde se premia por sostener el imperio de la impunidad.

Pero, si bien hay rostros claros, todos se han delineado en un uno, la tiranía opresora que configuró esa violencia pura para enquistarse en el poder.

Todos nuestros jóvenes muertos en las calles, los niños desnutridos que no ven luz, los valientes enfermos que luchan hasta el último aliento sin medicamentos, tienen un rasgo común, su asesino es el Estado fallido.

Hoy, como familia, recordamos a Paúl y reafirmamos nuestro compromiso con su memoria, que honramos con la labor humanitaria en su nombre. De aquella sangre derramada en la hoy renombrada Avenida Paúl René Moreno Camacho, nació la imperiosa necesidad de mantenerlo vivo, transformado en acción.

Para la familia esa labor se traduce en momentos de comunión con el médico, para los pacientes se convierte en un agradecimiento a él, para Maracaibo y Venezuela es, también, memoria para los años que vendrán.

Nuestra tarea será hacer crecer el «Puente por la vida» que él representa y como bien se ha llamado a las campañas de las ONGs (Paúl Venezuela y Dr. Paúl Moreno Camacho) de captación de donaciones de medicamentos, insumos médicos y demás productos de salud y su envío a Venezuela.

Allí concentramos esfuerzos día a día por llegar más lejos y a más pacientes con el fin de aportar, a una escala aún naciente, una ayuda real como respuesta a la barbarie que siembra dolor.

Seguiremos, construyendo puentes para la vida.

Prensa Paúl Venezuela